América debe celebrar sus diversos idiomas

Alexander Diaz-Lopez, Public Relations and Communications

A finales del mes pasado, Tom Brokaw, ex presentador de “NBC Nightly News,” apareció en el noticiero “Meet the Press” y dijo, “Los hispanos deberían trabajar más duro en la asimilación.” Brokaw usó la palabra “asimilación” para referirse a los inmigrantes ajustándose y adaptándose a la cultura estadounidense. La realidad, nos guste o no, es que los Estados Unidos es un país multiétnico sin idioma oficial.

Al hablar sobre el muro fronterizo tan deseado por Donald Trump, Brokaw destacó la importancia de la asimilación y agregó, “Ustedes saben, [los hispanos] no deberían estar codificados en sus comunidades, sino asegurarse de que todos sus hijos estén aprendiendo a hablar inglés, y que se sientan cómodos en las comunidades.”

Los comentarios de Brokaw no solo son redundantes, sino también insensibles, dado que como ciudadano estadounidense nacido en Dakota del Sur, Brokaw es ajeno a las dificultades que enfrentan muchos inmigrantes al tratar de equilibrar las diferencias culturales en los Estados Unidos.

Nadie entiende esta narrativa más que yo. Cómo estadounidense de primera generación, con frecuencia me encuentro tratando de equilibrar mis diferencias culturales, tratando de mantenerme fiel a mis raíces hispanas y al mismo tiempo tratando de adaptarme al estilo de vida estadounidense. Recuerdo que me volví más consciente de esto durante mi transición de la escuela primaria a la secundaria.

Mi primer año de escuela secundaria fue definitivamente un choque cultural para mí. Toda mi vida, había asistido a una escuela primaria bilingüe donde hablar el español e inglés era la norma esperada. También era una escuela predominantemente hispana. Tanto los factores lingüísticos como los raciales de la escuela me hicieron sentir aceptado y bienvenido a una comunidad tan diversa.

Esto cambió rápidamente al entrar a la escuela secundaria. Fue allí donde aprendí por primera vez lo que es ser una minoría. Cuando ingresé a la escuela secundaria predominantemente blanca, me resultó obvio que vendría a ser difícil la asimilación a esta nueva cultura “blanca.”

Sin embargo, Brokaw no ha sido el primero en hacer comentarios como estos. En mayo del año pasado, Aaron Schlossberg, un abogado de la ciudad de Nueva York, se volvió viral después de su ataque racial contra empleados de habla hispana. Solo porque los empleados no hablaban inglés, Schlossberg dijo indignado: “Supongo que no son indocumentados, así que mi próxima llamada es a ICE para que saquen a cada uno de ellos de mi país.”

El único comentario indignado no fue el español que hablaban los empleados, sino los comentarios ofensivos que estaba haciendo Schlossberg. De hecho, los comentarios de Brokaw y Schlossberg comunican lo mismo: no queremos que su identidad sea parte de la identidad estadounidense.

Para aquellos que creen que los hispanos faltan de la asimilación y no son lo suficientemente “estadounidenses,” en el año 2000, 19 millones de hispanos dijeron que tienen fluidez en inglés. A partir del 2015, este número subió a 35 millones de hispanos de cinco años o más que dicen que son proficientes en inglés. Para sugerir aún más que los latinos y los hispanos se ajustan bien al estilo de vida estadounidense, el 71 por ciento de los latinos de segunda generación que tienen al menos un padre inmigrante hablan español a sus hijos. Por tercera generacion, solo el 49 por ciento de los padres latinos hablan español a sus hijos.

Sí, este es un país dominante en el habla inglés. Sin embargo, no es el idioma oficial de los Estados Unidos. Por esta razón, las personas no deben sentirse autorizadas a enojarse con una persona que hable otro idioma que no sea el inglés. Después de todo, los Estados Unidos es un crisol por una razón. No es un crisol donde los inmigrantes se olvidan de su cultura y se funden en una identidad estadounidense estándar, sino en el que diferentes grupos de personas se unen para formar una identidad diversa y multiétnica.