Comunismo vs. capitalismo: la relacióon entre Guatemala y los EE. UU

Rebecca Khoury, Opinions Editor

Se conoce muy bien la historia imperialista de los países latinoamericanos. Cuando pensamos en los “colonizadores,” solemos pensar en países europeos: España, Francia, e Italia, entre otros. Sin embargo, a través del siglo XX, la fuerza más invasora en la política contemporánea de América Latina fue los Estados Unidos.

El patrón de interferencia estadounidense se ve muy claro en un ejemplo tan erróneo que casi parece broma: el de Guatemala y el United Fruit Company.

Esta historia empieza con la elección del presidente Jacobo Árbenz en 1950. Árbenz fue un político y oficial del ejército mejor conocido por sus políticas izquierdistas. Promulgó reformas sociales incluyendo la expansión del sufragio, la promoción de los derechos laborales y, lo más impactante, reformas agrícolas. Cuando se sumó la presidencia, el 2% de la población poseía el 70% de la tierra. Árbenz quiso nacionalizar y redistribuir la tierra guatemalteca, la que había sido dividida y apropiada por corporaciones y élites.

Aunque sus policías fueron favorecidas en Guatemala, sus reformas agrícolas lo convirtieron en una amenaza para las corporaciones extranjeras que explotaban la tierra guatemalteca—la más grande e impactante siendo el United Fruit Company. En 1930, la compañía era la mayor terrateniente y empleador en todo Guatemala, cultivando y exportando plátanos para consumidores occidentales.

El gobierno estadounidense vió a Árbenz como una amenaza comunista y un obstáculo hacia la influencia capitalista de los Estados Unidos. El United Fruit Company cabildeó al gobierno estadounidense para quitarlo del poder, y la administración Eisenhower hizo exactamente eso. Árbenz fue expulsado en un golpe de estado en el año 1954.

Su sucesor fue Carlos Castillo Armas, un oficial militar y aliado estadounidense que implementó un gobierno autoritario. Armas empezó una campaña anticomunista en Guatemala que encarceló y mató a miles de personas. Su dominio marcó el principio de décadas de violencia e inestabilidad en el país. 

Casi setenta años después del golpe de Guatemala, tenemos que preguntarnos sobre el papel de los Estados Unidos en el escenario mundial. Reclamamos representar la democracia, la libertad, y la oportunidad; sin embargo, en este caso, las acciones del gobierno estadounidense fueron contrarias a estos principios. La administración de Eisenhower eligió invadir a una democracia soberana para proteger sus propios intereses capitalistas. 

Hoy en día, los impactos de esta intervención imperialista permanecen—pero la mayoría de la gente estadounidense no sabe suficiente sobre esas consecuencias para entenderlos. No podemos hacer que Árbenz vuelva al poder, pero podemos reconocer y hablar del legado injusto de el United Fruit; un legado que jamás debe repetirse.