Pachuquismo: Una resistencia cultural

El movimiento del pachuquismo empezó en 1940, después de la segunda guerra mundial. Los gobiernos estadounidens y mexicanos elaboraron una serie de leyes y acuerdos diplomáticos para traer trabajadores mexicanos a los Estados Unidos. Lo que después fue conocido como el Programa Bracero, dado que se necesitaba mano de obra para trabajar en las fábricas. En los estados del suroeste, los hijos de la población mexicanoamericana empezaron a usar un tipo de moda que rompía con lo que socialmente era aceptado en una época donde la tela estaba racionada debido a la guerra. A los jóvenes mexicanoamericanos que se vestían así se les llamaba ‘pachucos’.

La palabra “pachuco” proviene de la frase “vamos pal Chuco”, lo cual quería decir “vamos al Paso, Texas”.

Los pachucos se caracterizaban por sus trajes elegantes, con sus pantalones holgados, sombreros oscuros y cadenas. Las pachucas llevaban su pelo en un tupé y algunas guardaban cuchillas de afeitar en su pelo para defenderse. El traje pachuco se inspiró en el Zoot Suit de la cultura del jazz afroamericana durante los años 30 y el “Harlem Renaissance”. El traje era un símbolo de resistencia cultural para las minorías raciales y era también usado por los italianos, judíos, filipinos, y afroamericanos. Además, los jóvenes mexicanoamericanos usaban esta ropa para diferenciarse de la cultura anglo y demostrar su orgullo por pertenecer a la clase trabajadora. La mayoría de sus familias trabajaban en fábricas y llevaban ropa ancha y holgada para moverse más fácilmente. 

Tenían una forma peculiar de hablar, llamada caló, donde mezclaban palabras en español, inglés, y a veces de lenguas indígenas, por ejemplo “watcha” o “ese” que aún se siguen usando hoy en día. Otra característica de la cultura pachuca era su gusto por bailar “mambo”, un baile originario de Cuba que se vuelve muy popular en esta época, y el jazz. Sus trajes holgados no solo eran llamativos sino también prácticos para bailar. 

Los pachucos fueron víctimas de discriminación racial por múltiples razones. Para empezar, vivían en barrios segregados con otros grupos minoritarios. Sus trajes holgados eran mal vistos ya que usar ropa tan ancha era contrario al espíritu de máximo aprovechamiento de los recursos disponibles para los soldados, como la tela, debido a la guerra. Pero, otra razón considerable fue que la percepción pública de los pachucos empeoró después del homicidio de José Díaz, un pachuco que residía en el este de Los Ángeles. 

Cuando ocurrió, un grupo de 17 pachucos fueron acusados simplemente por su forma de vestir y no les permitieron cambiarse de ropa durante dos semanas hasta que se celebró el juicio. Un jurado mayoritariamente blanco los declaró culpables sin pruebas y a pesar de que los liberaron después de muchas apelaciones, el público empezó a ver a toda persona vestida como pachuca como criminales peligrosos. Para complicar más la situación, la Marina había instalado sus barracones en una zona del este de Los Ángeles; para ir a sus barracones, los marines tenían que atravesar barrios de la zona este que estaban totalmente segregados. Había rencillas y peleas a menudo entre los jóvenes de las minorías y los marines. 

El 7 de junio de 1943 fueron los famosos ‘Zoot Suit Riots’ donde los marines atacaron a cualquier persona vestida como pachuca. Los golpeaban y hasta los desnudaban en la calle y quemaban sus trajes delante de la policía. Después de este suceso, la ciudad de Los Ángeles prohibió a los jóvenes vestirse como pachucos. 

A pesar de que estos disturbios pasaron hace más de 70 años, en la actualidad, todavía sigue habiendo discriminación racial en los Estados Unidos y en el mundo simplemente por como uno se ve. Los jóvenes deben tener derecho a buscar y expresar la búsqueda de su identidad a través de la moda que usan. Hoy en día, la cultura Pachuca sigue siendo un símbolo de resistencia cultural. Muchas comunidades mexicoamericanas continúan vistiéndose como pachucos en California y El Paso, Texas, para seguir diferenciándose de las demás culturas y demostrar que están orgullosos de lo que son y han sido.